BREVE NARRACIÓN #16


La jaula dorada


Había una vez un pájaro que vivía en una jaula dorada, adornada con piedras preciosas y colgada en la sala de una gran mansión. Cada día, su dueño le ofrecía las mejores semillas y agua fresca en un recipiente de cristal. El pájaro cantaba melodías hermosas, y todos los que lo escuchaban lo admiraban por su talento.

Un día, un gorrión silvestre se posó en la ventana abierta de la mansión y observó al pájaro en la jaula.
—Tienes todo lo que un ave podría desear —le dijo el gorrión—. Comida abundante, refugio seguro y admiración. ¿Por qué cantas con tanta tristeza?
El pájaro de la jaula respondió:
—Es cierto que tengo todo lo que necesito, pero no puedo volar. Mis alas están intactas, pero no me llevan a ningún lado. Veo el cielo desde aquí, pero no puedo tocarlo. Para mí, la verdadera riqueza no está en el lujo, sino en la libertad de elegir mi propio camino.

El gorrión reflexionó y le dijo:
—Quizá no pueda abrir tu jaula, pero puedo llevar tu mensaje al mundo. Tal vez alguien escuche y te devuelva lo que más anhelas.
Días después, el dueño del pájaro, al escuchar el canto cada vez más melancólico de su mascota, comprendió que, por más hermosa que fuera la jaula, nunca podría reemplazar la libertad. Con un acto de amor, abrió la puerta de la jaula y dejó al pájaro volar.

El ave alzó vuelo, cantando con alegría, y aunque dejó atrás la comodidad de la jaula, por primera vez sintió el viento en sus alas y la inmensidad del cielo.





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