BREVE NARRACIÓN #13




El Roble y la Enredadera

En lo profundo de un bosque, un majestuoso roble se erguía con firmeza, sus raíces ancladas en la tierra y sus ramas extendiéndose con orgullo hacia el cielo. A su alrededor crecían muchas otras plantas, pero ninguna tan cercana como una enredadera que, poco a poco, comenzó a trepar por su tronco.

—Querido roble —dijo la enredadera—, déjame enroscarme en tu tronco y trepar por tus ramas. Juntos seremos más fuertes; Yo tendré altura sin esfuerzo, y tú te verás aún más frondoso con mi compañía.

El roble, que siempre había sido fiel a sus principios de fortaleza y honradez, dudó al principio, pero decidió permitirle quedarse. Con el tiempo, la enredadera se envolvió más y más en su corteza, adornándola con hojas verdes y bellas flores.

Sin embargo, un día llegó una gran tormenta. El viento rugió con furia, la lluvia azotó con fuerza y ​​el bosque entero se sacudió. El roble, firme en sus raíces, resistió con valentía. Pero la enredadera, al sentir que el viento la arrancaba, comenzó a desgarrar su tronco mientras se desprendía.

—¡No me sueltes! —clamó la enredadera, aferrándose con d

—No es que te suelte —respondió el roble con tristeza—, es que nunca estuviste aquí por mí, sino por lo que te ofrecía. Y ahora que el viento sopla fuerte, buscas salvarte sin importar cuántas veces me lastimes.

La tormenta pasó, y aunque el roble quedó herido, siguió de pie, pues su fuerza no dependía de la enredadera. Desde entonces, aprendí que aquellos que se acercan solo por conveniencia se irán cuando los tiempos sean difíciles, pero quienes son fieles a sus valores permanecen firmes, sin importar la tempestad.

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